A ver si nos vamos poniendo al día, así que comenzaré contándoos que del día 26 de Julio al 3 de Agosto estuvimos de vacaciones en Aveiras de Cima (Portugal) y mis tatos ya estaban así de ricos:
Yo, para no ser menos, posé así de elegante. Estabamos en el sofá de la casa de Mafalda que fue quien nos alojó en su casa y nos preparó una sardinada con toda la familia. ¡Había más gente que en un cumpleaños! ¡Qué bien nos lo pasamos!
También fuimos varios días a comer y/o cenar a casa de sus papis y su hermana. Tienen una piscina muy grande, pero a mi me da miedo el agua, además nos hizo unos días de mucho frío, así que nos conformamos con montarnos en la ranita.
Allí, en Aveiras también ibamos a los parques infantiles y le enseñé a mi tato Abel lo divertido que es bajar por el "togobán".
Como se desvivian en tenernos entretenidos y que nos divirtiéramos, fuimos un día a comer a un restaurante japones en Lisboa, otro día al parque de Pontèvel y al parque de Cartaxo.
Fui con mi amiga Lenor. Era un parque muy raro, con esculturas y columpios muy peculiares:
¿Me veis entre los bolos?
Éste, aunque no lo parezca, es un columpio. Te tumbas en él y cuando mamá le da va arriba y abajo, arriba y abajo,... adelante, atrás, adelante,...
Éste "togobán" ya es más normalito y se parecen a los de mi parque de casa, aunque se queda un poco pequeño para mi tamaño.
Y aquí tirando del carro con mamá
... y con Gilda.
En éstos días me convertí en el mejor hermano mayor del mundo (bueno, ya lo era, pero mejoré mi marca), mirad que bien se me da coger y acunar a Ainhoa:
Y darle el "bibe" al Abelico:
Hasta darles masajes en la cabeza con los pies, ...
Después fui a darle clases a una yegua para que aprenda a cuidar de su potrillo.
En agradecimiento de todo lo que aprendió me hizo una reverencia de despedida.
Ya no tengo más imágenes para expresar lo bien que lo pasamos en las vacaciones, aunque como siempre que viajo en avión con papá la historia acaba de la misma manera: perdimos el avión de vuelta y tuvimos que quedarnos un día más de lo que estaba previsto.
Después fui a darle clases a una yegua para que aprenda a cuidar de su potrillo.
Ya no tengo más imágenes para expresar lo bien que lo pasamos en las vacaciones, aunque como siempre que viajo en avión con papá la historia acaba de la misma manera: perdimos el avión de vuelta y tuvimos que quedarnos un día más de lo que estaba previsto.
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